12 Así que, hermanos, somos deudores, no a la carne, para vivir conforme a la carne, 13 porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. (Romanos 8:12-14 LBLA)
Un día hablando con una persona a quien Dios liberó del homosexualismo me contó que no quería fallarle a Dios, y que sentía una lucha constante. En vez de sentirme triste por escuchar su lucha…me alegré, le expliqué a la persona que era una señal que estaba viviendo para Dios.
La práctica diaria de matar el pecado en tu vida es el resultado de ser una persona justificada. Es la evidencia que tú estás justificado por la fe. Si estás en guerra con tu carne, y caminando por el Espíritu, puedes deducir que estás unido con Cristo. Y si estás unido con Cristo su Sangre te justifica. Por otra parte, si estás viviendo de acuerdo a la carne – si no estás en guerra con la carne, y en tu vida cotidiana no matas el pecado en tu vida, entonces no hay evidencia que estas unido con Cristo y que sois justificado. En otras palabras, poniendo a morir las obras de la carne no es la manera para ser justificado, es una forma que Dios revela que somos justificados.
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